Los
textos de Pua A ‘Rahoa, traducidos por
Arturo “Frontier”, datan de una migración, la cual fue iniciada tras los cataclismos
que asolaban la isla llamada Hiva. Tierra de origen de la antigua raza Maori[1].
La
genealogía del linaje de reyes de Rapa-Nui copmienza con un hombre llamado Oto ‘Uta.
Este linaje vivía en un sector llamado Marae Renga. Más abajo, se encontraba
otra zona llamada Marae Tohia, perteneciente a reyes menores. Principalmente,
correspondía los sabíos de los fenómenos
naturales. Bajo estos, se encontraba el resto de la población. Un sabio Kohou
Tohu, predijo el hundimiento de esta tierra junto con los sectores ya mencionadsos.
Por esta razón, en tiempos de Ta’anga, de su gobierno, manda a tres vástagos en
busca de nuevas tierras, los cuales no regresaron. El proyecto de migración se
ve dificultado por la ausencia de tierras cercanas, las cuales le prooverían de
territorios estables y libre de desastres naturales.
Posteriormente,
se produce un tipo de migración astral. Haumaka, un sabío de la comunidad, tuvo
un sueño en el cual su espírito viajo a través del océano y atravesó siete
tierras, pero estaban cubiertas de neblina. Llegó a una octava. Esta es la
actual isla del pueblo Rapa-Nui. En el sueño, puso nombre a los lugares de la
isla, de los cuales muchos han perdurado hasta hoy en día. Despúes de recorreer
toda la isla, encuentra un lugar
apropiado para que el rey y su pueblo desembarcasen en las costas de Rapa-Nui. Terminado
aquel sueño, se dirige al rey para dar cuenta de su conocimiento. De esta forma,
comienza la construcción de una gran barca. El rey Hotu A ‘Matu’a organiza a la
población[2] y
da comienzo a la migración. Según el texto, la tierra se habría hundido, casi
en su totalidad, posterior al desembarque del rey.
Aquí
vemos como se da inicio la historia de Rapa-Nui a través de la migración de un
antiguo pueblo polinésico. Mas tarde, serán otros grupos sociales los que
perturbaran el desarrollo natural de este pueblo. Estos comenzarán con el descubrimiento
occidendal de la isla en 1722 por el
holandés Jacob Roggeveen.
Muy bien.
ResponderEliminarMuy interesante el tema y entretenido a la vez.
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